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    Islandia: tras las elecciones, los antiliberales quieren gobernar con la derecha

    Par Gaston Lefranc (20 novembre 2017)
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    Traducido por David Leksell

    Justo un año después de las elecciones de octubre de 2016, unas elecciones anticipadas han tenido lugar el domingo 29 de octubre en Islandia. Son la consecuencia de la crisis política abierta por unas revelaciones sobre el comportamiento del primer ministro Benediktsson. Este último es acusado de haber intentado tapar un escándalo en el que su padre está implicado, que intervino para borrar los antecedentes penales de un amigo condenado por un delito de pedofilia. Tras esas revelaciones, la frágil mayoría formada en torno al partido de la independencia (derecha conservadora) explotó: el pequeño partido centrista liberal “Futuro brillante” dejó la coalición en el poder, lo que desencadenó una nuevas elecciones.

    2008-2016: Escándalos, crisis e inestabilidad política.

    En 2008, Islandia fue duramente impactada por la crisis, tras el hundimiento de su sector bancario hipertrofiado. En enero de 2009, inmensas manifestaciones obligaron al gobierno de derecha a la dimisión y la izquierda (el PS y los Verdes de izquierda) ganaron las elecciones legislativas de primavera, creando muchas expectativas. El movimiento de Izquierda-Verde es miembro de la Alianza de la Izquierda verde nórdica, que está asociada a la “Izquierda unitaria europea”. Se declara antiliberal y se opone a la entrada de Islandia en la Unión europea.

    Pero el gobierno de izquierda, en el poder entre 2009 y 2013, ha traicionado en toda regla. Impuso la austeridad y ha intentado imponer el pago de la deuda a los acreedores extranjeros. Sin embargo, en dos ocasiones (en 2010 y 2011), los islandeses rechazaron por referéndum el pago de la deuda del banco Icesave al Reino Unido y a los Países Bajos. El gobierno de izquierda enterró también el proyecto de nueva Constitución. Una asamblea constituyente había sido puesto en marcha mediante sorteo de 950 personas para definir algunos principios. Luego una asamblea de 25 redactores (elegidos por el pueblo) había redactado una Constitución burguesa pero progresista, declarando la propiedad pública de los recursos naturales o la extensión de la democracia directa. Esta Constitución había sido ampliamente adoptada (67%) por referéndum en octubre de 2012. La derecha tenía el viento en popa y la izquierda renunció a votar la Constitución en el Parlamento. La nueva constitución entonces quedó enterrada.

    Todas esas traiciones permitieron la vuelta de la derecha en 2013, concretamente un gobierno de coalición entre el partido de la independencia y el partido del progreso (partido de origen campesino, liberal y pro-UE desde 2009). En abril de 2016, las revelaciones sobre los “Panamá papers” habían salpicado al gobierno islandés de derecha. El primer ministro Gunnlaugsson (del partido del progreso) y dos ministros (entre 600 islandeses de la clase dominante) habían escondido su dinero en sociedades establecidas en paraísos fiscales. Ese escándalo había desencadenado grandes manifestaciones. El enfado fue mayúsculo ya que tres antiguos dirigentes de bancos condenados por delitos financieros acababan de ser liberados habiendo cumplido menos de un cuarto de su pena. Tras esas movilizaciones, el gobierno tuvo que aceptar la celebración de elecciones anticipadas, que se desarrollaron el 30 de octubre de 2016.

    Mientras que los sondeos pronosticaban una victoria del Partido Pirata1 (aliados de la izquierda), el partido de la independencia salió reforzado con casi un 30% de los votos. Su aliado, el partido del progreso, se hundió tras su implicación en los Panamá papers. Pero pudo lograr un pacto con dos pequeños partidos liberales y eurófilos (Reforma y Futuro brillante) para continuar dirigiendo el país. El propio Benediktsson, implicado en los Panamá papers, ha sido nombrado primer ministro. Ha sido acusado también de haber ganado un montón de dinero por haber vendido títulos bancarios varias horas antes de la quiebra financiera…

    La explosión del paisaje político

    La población está asqueada por la corrupción y los escándalos, pero no impide a los políticos podridos quedarse en sus poltronas. Así, el ex primer ministro Gunnlaugsson, apartado por su antiguo partido (partido del progreso) ha creado una nueva formación (partido del centro). Como en 2013 (lo que no ha hecho, evidentemente), ha prometido enfrentarse al mundo de las finanzas y repartir, las acciones que posee el Estado de un gran banco privado, a la población. Obtuvo un 10,9% de los votos pasando por delante, por poco, de su antiguo partido. El partido de la independencia, que hizo una campaña al más puro estilo Trump con promesas de bajadas de impuestos, bajó 4 puntos, pero continua siendo el primer partido. Beneficiándose también de la buena coyuntura económica, con un crecimiento del 7% en 2016 y del 5,6% previsto para este año. Pero sus dos pequeños aliados (Reforma y Futuro Brillante) se han hundido, lo que hace imposible continuar con la misma coalición en el poder. El partido socialdemócrata se recupera, pero sigue detrás del movimiento de Izquierda-Verde, Aunque a estos se les daban por ganadores varias semanas antes de las elecciones, terminaron lejos, detrás del partido de la independencia con el 16,9% de los votos. La extrema derecha (partido del pueblo) entra en el parlamento con el 6,9%, su dirigente era una antigua estrella de la telerrealidad presentándose como la defensora de las/os pobres y “la Marine Le Pen islandesa”.

    Elecciones parlamentarias 2017 2016 2013 2009 2007 2003 1999
    Abstención 18,8 20,8 18,6 14,9 16,4 12,5 15,9
    Partido Pirata 9,2 14,5 5,1
    Movimiento de Izquierda-Verde 16,9 15,9 10,9 21,7 14,4 8,8 9,1
    Alianza Socialdemócrata (PS) 12,1 5,7 12,9 29,8 26,8 31 26,8
    Futuro brillante (centro) 1,2 7,2 8,3
    Movimiento ciudadano (anti élite) 7,2
    Partido del centro (populista) 10,9
    Reforma (ecologistas de derecha) 6,7 10,5
    Partido del progreso (centro derecha) 10,7 11,5 24,4 14,8 11,7 17,7 18,4
    Partido liberal (derecha) 2,2 7,3 7,4 4,2
    Partido de la independencia (derecha) 25,2 29 26,7 23,7 36,7 33,7 40,7
    Partido del pueblo (extrema derecha) 6,9 3,5
    Total izquierda 38,2 36,1 28,9 51,5 41,2 39,8 35,9
    Total centro 1,2 7,2 8,3 7,2
    Total derecha 53,5 51 51,1 40,7 55,7 58,8 63,3
    Total extrema derecha 6,9 3,5

    ¿Hacia una gran coalición que acabe de desacreditar a la izquierda antiliberal?

    Mientras que los partidos de derecha son mayoritarios y que la lógica política debería conducir a un gobierno de derecha, las sutilezas de la política dibujan otro escenario. Discusiones avanzadas han tenido lugar entre el Movimiento Izquierda-Verde, la Alianza Socialdemócrata, los Piratas y el partido del progreso (que disponen juntos de 32 escaños de 63). El presidente, por otra parte, ha arremetido contra la dirigente del Movimiento de Izquierda-Verde (Jakobsdóttir) por intentar constituir un gobierno. Ésta está dispuesta a aliarse con los socioliberales y una parte de la derecha (partido del progreso) para acceder al poder. El Movimiento Izquierda-Verde hizo campaña por más justicia social, una subida de los impuestos para los más ricos y más gasto público. Pero no ya no intentan engañarnos defendiendo el proyecto de constitución fracasado o reformas estructurales. Proponen solamente conservar un único banco en el seno del Estado ¡qué valentía! Con tal coalición, no cabe duda de que la política será una continuidad de las políticas anteriores. Sin embargo, las discusiones se rompieron (¿provisionalmente?) el lunes 6 de noviembre. Es el partido del progreso el que ha frenado las discusiones, mientras que el Movimiento de Izquierda-Verde fuerza para que se pueda llegar a un acuerdo.

    Durante las elecciones en 2016, la organización anticapitalista « Frente popular islandés »2 había logrado avanzar, pasando de 118 votos en 2013 (0,06%) a 575 votos (0,30%), con un pico del 0,9% en el Nordeste de la isla. En 2017, el Frente retrocede, obteniendo 375 votos (0,20%). Tras un recrudecimiento de las huelgas en 2015, el panorama social se ha enfriado. Las desilusiones, que no tardarán en llegar, la recaída de la crisis en los trimestres que vienen, podrían rápidamente cambiar la situación. En Islandia como en todas partes, hay una necesidad de construir partidos políticos anticapitalistas y revolucionarios, que se den como objetivo establecer un verdadero poder popular basado en la autoorganización de las/os trabajadoras/es. Los capitalistas tienen que ser expropiados y las trabajadoras/es deben tomar el control de los medios de producción, de la moneda3 y de los intercambios exteriores.


    1 Tras haber obtenido un 5% en las elecciones parlamentarias de 2013, los piratas subieron hasta el 40% en los sondeos a principios de 2016. Militan por la transparencia de la vida pública, más democracia participativa y la puesta en marcha de la nueva Constitución (escrita y enterrada). Desde el punto de vista económico, los piratas están a favor de la reducción del tiempo de la jornada laboral y por una renta universal, pero defienden también la economía de mercado y la propiedad privada.

    2 https://en.wikipedia.org/wiki/People%27s_Front_of_Iceland ; se puede leer su programa en inglés aquí: http://althydufylkingin.blogspot.fr/p/program-of-peoples-front-of-iceland-in.html ; El Frente popular islandés defiende la socialización de la economía y pone por delante la importancia de la lucha ecologista y contra todas las opresiones. Se opone a la entrada de Islandia en la UE, defiende la « soberanía nacional » (no desde un punto de vista nacionalista, sino desde un punto de vista democrático) y se opone a las inversiones extranjeras en la isla, ya sea con préstamos o con inversiones directas. Se pronuncia a favor del control de la población de la economía y de los intercambios con el exterior.

    3 Un informe parlamentario de 2015 muy interesante (firmado por un miembro del partido del congreso) recomendaba una reforma radical del sistema monetario, dando el monopolio de la creación monetaria al banco central. Por supuesto ese informe fue enterrado.

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