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¡ Por la gratuidad de los transportes públicos, en región parisina y otras partes !
Artículo de nuestro camarada Victor Müller publicado inicialmente en la página web del NPA :
Han hecho falta seis meses: el grupo de ocho “expertos” encargados por el presidente de la región Île-de-France Valérie Pécresse (LR) para estudiar la gratuidad de los transportes públicos ha entregado su informe a principios de octubre. Seis meses, pues, para no aportar nada nuevo: los transportes públicos gratis, en una red saturada y sin plan de inversión, no incitarán a muchos automovilistas a dejar su coche.
Es necesario salir del aislamiento
El tráfico rodado es, sin embargo, responsable de una enorme parte de la contaminación del aire en la región parisina: 56% de óxidos de nitrógeno, 32% de gases con efecto invernadero… La reducción del tráfico rodado constituye pues un envite ecológico considerable. Al mismo tiempo, poder moverse en su ciudad y en su región es un derecho fundamental que la sociedad neoliberal está lejos de lograr – a pesar de sus perpetuos elogios de la movilidad. Para ello, no solamente la red tendría que ser gratuita, sino que debería estar presente en el conjunto del territorio, mientras que hoy en día numerosas zonas, sobre todo en los barrios populares, están aisladas y son de difícil acceso si no es en coche.
El informe encargado por Pécresse no comparte esas preocupaciones sociales y ecológicas. En una lógica que apunta sobre todo a reducir los gastos públicos, aconseja un refuerzo de la lucha contra el « fraude » así como “evolución de los precios” para, a largo plazo, “adaptar los precios a los diferentes usos” individuales: sobre todo, hacer pagar más caro a aquellas/os que viven lejos del centro y hacer pagar un suplemento por los trayectos que no son domicilio-trabajo o domicilio-estudios. Una vez más, se trata de financiar los transportes públicos por las/os usuarias/os en lugar de los empleadores y las entidades públicas. Ninguna pista concreta para remediar la saturación que el informe constata, ni para terminar con el aislamiento ignorado.
Un proyecto de inversiones masivo
Lo que proponemos es radicalmente diferente: sin prohibir la circulación en coche, defendemos la idea de una red de transportes públicos no solamente gratuitos, sino que más eficaz y más agradable que el coche. Eso pasa por un plan de inversión masivo en infraestructuras, decidido por las/os trabajadoras/es y las/os usuarias/os de la red. En Ile-de-France, propuestas existen: por ejemplo, la construcción de una tercera vía férrea entre Châtelet y Gare du Nord, verdadero cuello de botella que causa fallos cotidianos, es técnicamente factible ; asimismo, la puesta en marcha de una red de superficie densa (autobuses y tranvías) en los suburbios del norte permitiría sacar del aislamiento los barrios populares).
Asociada a tal proyecto de inversión, es evidente que la gratuidad haría bajar rápidamente la contaminación asociada al tráfico rodado, haciendo los desplazamientos de las/os habitantes más eficaces y agradables. Para financiarlo, no es necesario sacarle dinero a las/os trabajadoras/es: ¿para qué sirve el valor producido por nuestro trabajo, si no es para permitirnos vivir mejor? Es así el valor captado por el capital el que hay que tomar para financiar el diseño de nuestras ciudades y de nuestras regiones.
Romper con la lógica de la ganancia
Si los dirigentes rechazan la posibilidad de la gratuidad de los transportes, no es por razones técnicas o de factibilidad, sino por razones políticas. Para ponerlas en marcha, habría que romper con la lógica capitalista de producir para obtener ganancias. Nuestro trabajo tendría que servir para cubrir las necesidades de nuestra clase. Igualmente deberíamos cuestionar el diseño de nuestro territorio, por ejemplo reflexionando en las relaciones entre lugar de vida y lugar de trabajo: más que pasar tres horas al día en los transportes para hacerse explotar por un patrón, deseamos vivir donde trabajamos y trabajar donde vivimos – pero entonces, ya que estamos, podríamos tener la idea de que en nuestros lugares de trabajo, no son los patrones los que deciden, sino nosotros.
La gratuidad de los transportes públicos es un envite social, político y ecológico fundamental. No hay que esperar a que los capitalistas lo pongan en marcha por nosotras/os: sólo lo hacen en pequeñas ciudades o en territorios en el que la red es muy débil. Nos corresponde a nosotras/os imponerlo. El secretario general de la asociación de usuarias/os de transportes de la región de Île-de-France no lo entendió, porque también ha firmado el informe junto a políticos burgueses (Gilles Carrez et Gilles Savary) y con patrones capitalistas encargados de la privatización de los servicios públicos (Jacques Rapoport, Alain Quinet, Grégoire Marlot).
Traducido por David Leksell