Agenda militant
Ailleurs sur le Web
- Aurélie Trouvé sur RTL ce lundi (23/12)
- RÉVÉLATIONS DE MARC ENDEWELD SUR MACRON ET SON ENTOURAGE (23/12)
- La Grèce sous Kyriakos Mitsotakis: de la frustration sociale à la crise politique (23/12)
- Syrie : “Entre discours réformiste et répression réelle : Comment HTS a géré les manifestations à Idlib” (23/12)
- Contre les GAFAM, redécouvrir Jacques Ellul (23/12)
- Dialogue avec Benjamin Lemoine: les fonds vautours à l’assaut de la dette mondiale (23/12)
- Le cyclone Chido et la responsabilité de l’impérialisme français (22/12)
- Aurélie Trouvé sur France Info (22/12)
- Entretien avec Aymeric Caron - Palestine, antispécisme et journalisme (22/12)
- SNCF. Grèves partielles, unité de façade... : après l’échec du 12 décembre, tirer les bilans stratégiques (21/12)
- Décès de notre camarade Jean Puyade (20/12)
- Surproduction ou suraccumulation ? – Le débat (20/12)
- Le Moment Politique de Mélenchon (20/12)
- Histoire: Retour sur le "Rassemblement démocratique révolutionnaire" (20/12)
- Bronstein dans le Bronx, de Robert Littell (20/12)
- AMAR, TUÉ PAR UN POLICIER : 6 BALLES ET UN SILENCE MÉDIATIQUE ASSOURDISSANT (20/12)
- Présentation du livre II du Capital de Marx par Alexandre Féron (20/12)
- Front populaire de 1936 : les tâches des révolutionnaires (20/12)
- La première guerre d’Algérie 1830-1852 (20/12)
- Bayrou à Matignon : À PEINE NOMMÉ, DÉJÀ EN DÉROUTE ! (20/12)
- Décès d’Henri Simon (19/12)
- Mathilde Panot sur BFM (19/12)
- Abou Ghraib : trois anciens détenus obtiennent 42 millions de dollars à l’issue d’un procès (19/12)
- Sainte-Soline : la justice interdit les mégabassines (18/12)
- Élections en Irlande : pourquoi le Sinn Féin a-t-il échoué ? (18/12)
#balancetonflic (delata a tu poli)
Traducido por Leksell
El cuerpo de las mujeres siempre ha sido, en las sociedades patriarcales, un botín de guerra. Pero incluso en tiempo de paz, sigue siendo una cuestión de poder.
Como colombiana de 67 años, sé que en todas las guerras las mujeres son las primeras víctimas. En Colombia, en 50 años de conflicto, 7 millones de personas han sido desplazadas. La mitad era mujeres. Entre ellas, 2 de cada 10 (alrededor de 1400000) han sido víctimas de violencias sexuales según la ONU. Asimismo, la violencia étnica contra las/os Indígenas y las/os Negras/os afecta principalmente a las mujeres (65.5% de las víctimas de homicidios en esas comunidades son mujeres).
En Francia, país desarrollado que no vive ninguna guerra en su territorio, las mujeres son igualmente sometidas a condiciones de opresión en la producción y la reproducción social, tanto en casa como en el espacio púbico. El poder siempre ha puesto sus manos en el cuerpo de las mujeres: en la calle (p. ej. Los policías que obligan a las mujeres a quitarse el velo) y en el trabajo (p. ej. el asunto Wenstein), el acoso es una realidad que cuesta nombrarla. Las agresiones permanentes y cotidianas son invisibilizadas y nuestro silencio refuerza a los dominadores.
Una de las claves esenciales del poder, es el control del miedo. Es este miedo generalizado el que nos impide denunciar a nuestros agresores. Es contra este miedo que millones de mujeres se levantan actualmente. Es contra dicho miedo que yo denuncio la violencia ejercida por la gendarmería francesa durante la evacuación brutal del tribunal correccional en el juicio por haber quemado un coche de policía en Quai de Valmy el 11 de octubre de 2016 en París.
Hemos sido (al menos) dos mujeres violentadas en nuestra intimidad por tocamientos de pechos por parte de los gendarmes. Esos gendarmes estaban cubiertos por la amabilidad de un superior jerárquico cuya única respuesta fue un despectivo “Denuncie”. ¿Contra quién? Sabía perfectamente que sus hombres no llevaban las placas de identificación.
Vivimos más que una agresión física, un mensaje de intimidación para hacernos obedecer y aceptar nuestra condición de mujeres: no protestar contra la injusticia. Las instituciones del capital, empezando por las fuerzas represivas, tienen la legalidad de controlar nuestros pensamientos, nuestros actos y nuestros cuerpos.
Era inconcebible para mí pensar que por el único hecho de apoyar a los inculpados de Quai de Valmy pudiera someterme a una agresión sexual. A mi edad, podía esperar que no sufriera esa forma de violencia misógina.
En tiempos de paz y en un Estado supuestamente de derecho, la represión utiliza todos los medios, incluso los más sórdidos. Un hombre, protegido por su uniforme y su jerarquía, se permite tocamientos a una mujer.