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Plataforma T: Por el poder de los trabajadores-as, hacia el comunismo autogestionario

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Nuestro congreso debería ser otra cosa que la repetición de debates entre tendencias estancadas y cálculos aritméticos de aparato. Este debería permitir al NPA de escoger verdaderas alternativas.

En lugar de presentar un largo análisis de la situación cuyos matices son frecuentemente enarbolados por las diferentes corrientes para tratar de justificar su « identidad » política- nosotros preferimos desarrollar esencialmente las respuestas políticas que el NPA podría defender en esta situación política conocida de todos-as. Lo que está en juego no es ni « reafirmar » el NPA (contentándose con recitar los principios fundadores), ni de utilizarlo como estandarte para construir una fracción renunciando a su transformación, se trata más bien de dar un paso adelante hacia su refundación. Basarse en « lo mejor de la tradición del movimiento obrero » significa hoy pasar del anticapitalismo al comunismo del siglo XXI, respondiendo a los retos actuales.

. A nivel del programa, debemos trabajar las respuestas concretas y precisas a fin de ser convincentes de que una alternativa comunista es posible y es la única salida positiva para nuestro campo social frente a la crisis del sistema capitalista y por lo tanto tenemos que defender sistemáticamente el objetivo del poder de los trabajadores-as.

  • En cuanto a la intervención en las luchas, ubiquémonos a la ofensiva : más allá de la falsa alternativa entre los « unitarios » ( quienes solo juran por la construcción de contextos unitarios) y los sectarios ( quienes no desean discutir ni actuar con los reformistas), debemos definir una política de intervención común en las luchas, para estimular la auto-organización, realizar el frente único de organizaciones, defender el objetivo de la huelga general y por lo tanto, combatir los estados mayores de la derrota : las direcciones reformistas tanto sindicales como políticas.
  • En fin, tenemos que refundar nuestro partido porque no podemos satisfacernos de la manera cómo funciona, tan alejada de los principios de la sociedad que queremos construir.

REARMAR EL NPA

AFIRMAR UN PERFIL COMUNISTA REVOLUCIONARIO Y AUTOGESTIONARIO CLARAMENTE IDENTIFICABLE

El capitalismo es un sistema inviable, fundado sobre la explotación, que engendra injusticia, duelo e impotencia. Esta explotación se ejerce sobre las espaldas de los trabajadores-as es sobre ellos que reposa toda la maquinaria capitalista, es por ello que nuestro partido debe reposar sobre unas claras bases de clase, y debe ser un instrumento para construir la conciencia de clase.

La reciente crisis del sistema capitalista vio sus premisas anunciarse desde 2006 con una baja de las cuotas de ganancia seguida de una caída de la inversión y de la producción, con un efecto en el aumento del desempleo y la bajada del consumo. Este mecanismo de la bajada tendencial de las tasas de ganancia (la « ley fundamental de la economía política » según Marx) permite comprender el origen de la crisis abierta de 2008: la competencia empuja los capitalistas a innovar para acrecentar la productividad; esto se traduce en el remplazo de los humanos por las máquinas, lo que mengua la fuente de la plusvalía (el trabajo humano) y produce periódicamente las crisis. La amplitud de la burbuja financiera que contuvo por un buen tiempo los efectos de la crisis, luego los desmultiplicó.

Las políticas de austeridad y la fragilización de los derechos sociales y laborales, la « bajada del precio del trabajo », son pues, las políticas lógicas destinadas a reestablecer las cuotas de ganancia de los capitalistas y el relance de la acumulación.

Los” gobiernos anti-austeridad”- como el de Syriza- a pesar de las buenas intenciones manifestadas, están obligados a poner en práctica la política dictada por la lógica del sistema porque ellos rechazan el cuestionamiento de los marcos que imponen estas políticas. Estos partidos- encarnados en Francia por Mélenchon, La Francia Insumisa y los antiliberales en general- consideran que la debilidad de la inversión constituye el primer factor de la crisis, y señalan con el dedo a los “malos” capitalistas. Algunas cifras escandalosas de dividendos alimentan esta impresión En efecto, esta visión implica un juicio simplista y moral sobre el comportamiento de los capitalistas y refuerzan el populismo: hacen como si se tratara de lógicas individuales y no sistémicas y quieren hacer creer que la respuesta política sería el recurrir a un gobierno de tipo keynesiano que sostuviera a los « gentiles » patrones productivos y obligara a los otros a invertir más.

Los antiliberales invocan también la debilidad del consumo, debida a los salarios y prestaciones sociales comprimidas por la austeridad. Esta compresión es bien real, pero el alza de salarios o de prestaciones sociales no permitirían la salida de la crisis si se permanece en el marco del capitalismo: estas alzas representan un costo suplementario para los capitalistas por ello las rechazan y combaten con gran energía, particularmente recurriendo a la inflación.

El análisis marxista permite comprender el impase de las políticas reformistas que pretenden la redistribución de la riqueza y el aumento del gasto público sin romper con el capitalismo. Haciendo bajar las cuotas de ganancia, ellas desembocan ineluctablemente (y muy rápidamente en tiempos de crisis) sobre políticas de austeridad redobladas. A partir de este análisis llegamos a una conclusión clara; la ruptura con el capitalismo es necesaria para salir de las políticas de austeridad.

La identidad de nuestro partido no puede resumirse ni a una actividad « súper-sindical » defensora de reivindicaciones inmediatas con fachadas radicales ni a abstracciones ideológicas o a conceptos fetichizados. Nosotros debemos defender abiertamente, de manera positiva la perspectiva de una sociedad comunista autogestionaria, basada en la propiedad colectiva de los medios de producción, con una planificación democrática que obedezca a la doble perspectiva de responder a las necesidades sociales y a la integración de las urgencias ecológicas.

Este proyecto de sociedad lo llamamos « autogestionario » porque está en ruptura también con los pretendidos Estados comunistas del siglo XX que concentran la gestión y el control de los medios de producción en manos de una burocracia expoliadora y privilegiada. Para nosotros, se trata por el contrario de ubicar en el centro del proyecto la dimensión de libertad de escoger, de control por parte de los trabajadores-as de los instrumentos de producción y de la organización del trabajo ; de hacer intervenir la política y la democracia en el lugar de trabajo ; se trata de desprofesionalizar la política por el mandato y la revocabilidad de los elegidos-as ; de hacer que cada persona sea actriz de la sociedad a través de nuevas instituciones de poder popular : Asamblea General, consejo de fábrica, de barrio o del poblado, democracia directa a todos los niveles de la sociedad. ¡ Osemos defender públicamente un proyecto comunista auto-gestionario ! Lejos de renunciar a luchar cuotidianamente con los explotados-as y oprimidos-as, defender públicamente un proyecto de sociedad y una estrategia clara para lograrlo contribuirá a sostener sus luchas, únicas que pueden hacer posible la sociedad que queremos.

DEFENDER UN PROGRAMA DE TRANSICION

Sin pretender la defensa de un proyecto « acabado » en el cual todo estuviera definido en sus mínimos detalles, nosotros debemos portar las líneas directrices. Nosotros defendemos un programa de transición que establezca el puente entre las reivindicaciones y un gobierno de los trabajadores-as, etapa necesaria para vencer a los explotadores y avanzar en dirección de nuestro proyecto comunista autogestionario. La aplicación y la realización de este programa evidentemente no pueden realizarse sin la auto-organización de nuestra clase, es también por esta razón que desde hoy, la auto-organización debe construirse en todos los sectores en lucha, en nuestros lugares de estudio, de formación, de trabajo, en nuestras organizaciones políticas…

  • Nosotros defendemos la prohibición de los despidos con la lucha, sin agitar la ilusión de la creación de una « ley » que los prohíba en el marco del sistema, luchando por la nacionalización bajo control obrero de los grupos capitalistas que despiden. Estas perspectivas inmediatas permiten hacer el puente con nuestro proyecto de conjunto de expropiar los grandes grupos capitalistas y de socializar la inversión a través de las cajas auto-gestionadas por los trabajadores-as, para ello es necesario haber impuesto un gobierno de los trabajadores-as, que solo podrá nacer de grandes luchas. Como lo reivindicaron en 2011 los trabajadores-as del restaurante del ENS- Paris y en 2014 los de La Poste 92 Norte, hay que imponer en la función pública, la titularización inmediata y sin condición de concurso ni de nacionalidad de todos los trabajadores con contratos precarios.
    Reduzcamos el tiempo de trabajo a fin de que todos tengamos trabajo: 32h para todos-as, sin pérdida de salario.
    El derecho a la formación, cada vez más cuestionado, debe ser reafirmado y reapropiado por los trabajadores-as y no dictado en función de las necesidades del capital.
  • Nosotros defendemos el alza de salarios, de las pensiones de jubilación y de todas las ayudas estatales en 300 Euros de manera inmediata. Las diferencias salariales no pueden ser superiores de 1 a 4. Nosotros defendemos el salario socializado (seguro de salud, indemnización por desempleo, jubilación…), embrión de colectivización dentro de la sociedad capitalista, en la perspectiva de una socialización integral, de un salario de por vida que ponga fin al mercado de trabajo. Nosotros defendemos la gestión por parte de los trabajadores-as de las cajas de salarios socializadas.
  • Nosotros combatimos la administración capitalista, que nos somete a la competencia y destruye nuestra salud. Nosotros no luchamos solo contra los accionistas. Más allá de las relaciones de propiedad, nosotros militamos por una transformación profunda de las relaciones de producción: los capitalistas deben ser expropiados y los jefes controlados. ¡Autogestión en las empresas !
  • Nosotros luchamos contra el imperialismo y el neocolonialismo. Somos solidarios con la lucha de los palestinos-as contra el Estado de Israel, del proceso revolucionario de Rojava, a pesar de sus limitaciones (notablemente porque contribuye a la auto-organización de los oprimidos-as), somos solidarios de los levantamientos contra las dictaduras, las multinacionales, las intervenciones imperialistas, comenzando por las de Francia. Nosotros estamos por la abrogación de todos los tratados de libre comercio, por la libertad y los derechos de los migrantes, pero contra la libre circulación de mercancías y capitales.
  • Nosotros defendemos las libertades democráticas, cada vez más amenazadas, estamos contra las prohibiciones a la realización de manifestaciones, contra los controles racistas y la violencia policial que golpean (y matan) desde hace años a los jóvenes no blancos de los barrios populares y sobre todo desde que se instauró el estado de emergencia. Nosotros militamos por la abolición de todas las leyes liberticidas y racistas.

Además de estos temas « clásicos » del programa de transición, hay que integrar en él la ecología anti productivista y una lucha global contra las opresiones específicas.

El NPA ya ha integrado estos temas, defiende posiciones sólidas y tiene un real reconocimiento en estas luchas, pero sin articular estas problemáticas con el proyecto comunista, ni con la lógica de un programa de transición. Además, varias corrientes del partido las consideran como secundarias o las menosprecian en la práctica– lo que asumen en nombre de un supuesto marxismo ortodoxo.

INTEGRAR PLENAMENTE EL ANTIPRODUCTIVISMO EN EL PROGRAMA

La cuestión ecológica es central: las actividades humanas que contaminan amenazan nuestra propia supervivencia y son responsables de una degradación considerable de los ecosistemas, de la desaparición de especies enteras, de graves amenazas para nuestra salud. Tanto como las luchas sociales en el terreno salarial, amplias movilizaciones radicales tienen lugar en torno a la ecología. En lugar de abandonar este terreno a los capitalistas « verdes » o a los reformistas de diferentes colores, y en lugar de permitir que ciertos sectores radicales hagan de estos temas su especialidad, es urgente que desarrollemos respuestas anticapitalistas y revolucionarias sobre este sujeto central.

Nosotros debemos romper claramente con la herencia del productivismo que ha ampliamente dominado en el seno del movimiento obrero. Nuestra prioridad no puede ser el desarrollo de las fuerzas productivas para consumir al máximo. Nuestra prioridad es de hacer decrecer el consumo de energía y de materias primas, de poner fin al desperdicio, y a los desarreglos ya causados a los ecosistemas para viabilizar su reproducción.

Priorizamos la subordinación del desarrollo tecnológico a la preservación de nuestra salud.

Esto no debe evidentemente recaer en un ecologismo moral, las soluciones de consumo individual no son suficientes, en realidad, son las empresas que más polucionan las que deciden de que y como se produce; por lo tanto, es todo este sistema de producción que tiene que ser cambiado para que el objetivo principal del aparato productivo no sea la ganancia sino la satisfacción de las necesidades sociales. Esto implica a la vez la satisfacción de una serie de necesidades que no lo son actualmente para un número impresionante de seres humanos y también implica la redefinición de una buena parte de las necesidades creadas. ¡La revolución del modo de producción ira a la par con la transformación del modo de consumo!

Es por ello que ponemos en el centro del programa ecológico la planificación que permite determinar de manera racional y democrática lo que se produce en función de las necesidades colectivas y de las restricciones necesarias a la ecología. Esta planificación presupone la socialización de los grandes medios de producción.

¿Cómo proceder ? obligatoriamente debe reorganizarse la economía bajo el control de los trabajadores-as, reconvertir las industrias que contaminan, salir del nuclear, desarrollar las energías renovables, suprimir la utilización de pesticidas mortíferos, reducir los transportes inútiles relocalizando la producción en la medida de lo posible, desarrollar los transportes colectivos gratuitos, abolir la publicidad.

INTEGRAR MÁS EFICAZMENTE LAS OPRESIONES ESPECÍFICAS A NUESTRO PROGRAMA

El capitalismo no ha creado el patriarcado ni el racismo. Estas opresiones existían desde antes y probablemente perdurarán después del capitalismo si no se libra un combate específico. La subversión del capitalismo sacudiría profundamente sus bases materiales. Simultáneamente, el patriarcado y el racismo no son bloques inamovibles, evolucionan y han evolucionado al igual que el capitalismo y en relación con él. Por esta razón es necesario realizar un análisis sistemático sobre las formas que adoptan el patriarcado y el racismo en nuestras sociedades y sobre la manera como se articulan. Con la crisis, los capitalistas y sus gobiernos no dudan en dividirnos y hacernos perder de vista nuestros intereses comunes. Nosotros debemos aportar respuestas y reivindicaciones amplias, que contribuyan a una toma de conciencia anticapitalista y a la convicción de que es necesario articularlas al objetivo de un gobierno de los trabajadores-as.

  • Nosotros luchamos contra el racismo de Estado, y particularmente contra la islamofobia, que ocupa hoy el lugar del antisemitismo de los años 30, justificando a su vez las intervenciones imperialistas. Nosotros reivindicamos la regularización de todos-as los -as sin papeles, el derecho al voto de los extranjeros-as en todas las elecciones, la abrogación de todas las leyes antinmigrantes, la apertura de las fronteras. Nosotros luchamos por la abrogación de todas las leyes racistas, comenzando por el uso del velo en la escuela y defendemos la auto-organización de los primero concernidos-as.
  • La ola de los metoo ha puesto en evidencia que la violencia sexista está en todas partes y en todos los medios sociales. Deben imponerse verdaderas medidas para luchar contra las violencias, y en primer lugar la existencia de un servicio público de ayuda a las víctimas, que no dependa de los avatares de las políticas de subvenciones a las asociaciones. El asunto también es jurídico. Para salir de la espiral del silencio y del sentimiento de culpabilidad, impongamos nuevos derechos específicos necesarios en el seno de una justicia largamente sexista y racista: nosotros reivindicamos la redefinición judicial de la violación como toda imposición de relación sexual sin consentimiento, el aumento del lapso de tiempo de prescripción para los casos de violación y de agresión sexual. Preservemos los derechos ya adquiridos : estamos contra el cierre de los centros de interrupción voluntaria del embarazo y por una contracepción libre, vamos más lejos reivindicando los contraceptivos gratuitos, el desarrollo de estructuras colectivas (restaurantes, guarderías infantiles) para romper con la doble jornada de trabajo impuesta a las mujeres
  • La violencia patriarcal adopta también la forma de una homofobia que el matrimonio para todos está lejos de haber erradicado. Allí también ganemos nuevos derechos comenzando por el acceso a la PMA (procreación medicamente asistida) para todos y todas, también el derecho al cambio de estado civil a través de una solicitud simple para las personas trans, el reembolso a 100% de los gastos médicos de la transición sin condiciones, la libre escogencia de su médico y la posibilidad de efectuar su transición con total libertad.

DEFENDER EL PROYECTO DE RUPTURA CON LAS INSTITUCIONES BURGESAS

Romper con las instituciones burguesas nacionales

Todas estas reivindicaciones entran en contradicción con un sistema capitalista cada vez más enfermo, que solo logra aumentar sus ganancias a costa de atrocidades cada vez mayores. Por ello nosotros articulamos estas reivindicaciones a la necesidad de un gobierno de los trabajadores-as, únicos capaces de realizarlas, a condición de romper con la propiedad y las instituciones capitalistas. Nosotros pensamos que es solamente armados de un tal programa que podríamos constituirnos en una alternativa creíble al capitalismo y a los reformistas quienes a pesar de desarrollar algunas veces criticas radicales, no se oponen realmente al sistema. Esta es la condición para que el NPA salga al fin de su crisis y pueda construirse atrayendo a los trabajadores-as y a los jóvenes que buscan la vía de una alternativa al capitalismo y a quienes nosotros no podemos dejar librados a los reformistas.

La campaña Poutou mostró nuestras potencialidades: con su perfil realmente popular de obrero que no se somete, la fuerza de sus intervenciones contra Le Pen y Fillón, sus llamadas repetidas a que los trabajadores y trabajadoras tomen en sus manos sus propios destinos, su campaña ha marcado el ánimo de la gente y ha permitido ganar un nuevo interés por nuestras ideas.

Esta campaña también mostró la capacidad de organización y de movilización interna del partido, pero ella se mantuvo centrada sobre reivindicaciones de tipo sindical y democrático, sin la lógica de un programa de transición preciso y concreto, en el mismo momento en que Melenchón levantaba un programa reformista detallado, logrando la polarización de la atención de buena parte de nuestro medio. Desde este punto de vista, las críticas hechas a Melenchón sobre su chovinismo son necesarias, pero es equivocado limitarse a este solo aspecto si se quiere convencer a aquellos-as que dudan entre Francia Insumisa y la extrema izquierda.

Los trabajadores-as y los jóvenes que simpatizan con nuestras ideas se preguntan con razón sobre la « viabilidad » de las reivindicaciones y de las medidas que nosotros proponemos. Nosotros debemos responder que nosotros queremos que los trabajadores-as y los oprimidos-as tomen el poder en las empresas, los servicios públicos y a todos los niveles de las instituciones revolucionarias. Nosotros debemos asumir también que se deberán elegir los delegados-as para asegurar las tareas del poder central, un gobierno de trabajadores-as encargado de coordinar el proceso revolucionario, de tomar las medidas necesarias a la satisfacción de las reivindicaciones, especialmente para imponer la expropiación de los grandes grupos capitalistas y las medidas políticas necesarias a la defensa y a la extensión de la revolución. Esto supone evidentemente disponer de las herramientas necesarias a la coordinación de sectores estratégicos de la economía, de la planificación central y de la política internacional.

En particular debemos decir claramente que un gobierno de trabajadores-as debe controlar los intercambios exteriores (monopolio estatal del comercio exterior) y controlar su moneda (creación de una moneda no convertible sobre los mercados financieros)

Escamotear estas cuestiones es renunciar a plantearse concretamente la cuestión del poder.

Eliminar el Tabú de la ruptura con la Unión Europea

Sobre el terreno europeo, esto significa concretamente romper con la Unión Europea, el conjunto de sus instituciones, la BCE y el Euro, para permitir a un gobierno de los trabajadores-as reapropiarse del control y la soberanía sobre los instrumentos económicos.

Mantenerse en la Unión Europea con la creencia de poder “desobedecer”, sería o bien arrullarse con ilusiones o bien renunciar a la ruptura inmediata con el sistema capitalista. Evidentemente tampoco se trata de romper con la Unión Europea sin romper con el capitalismo. En efecto, un gobierno de los trabajadores-as deberá al mismo tiempo romper inmediatamente con la Unión Europea y hacer todo lo posible para extender la revolución a los otros países. La experiencia griega ha demostrado ampliamente la necesidad para los anticapitalistas de apropiarse de la lucha contra la Unión Europea; el movimiento catalán nos demuestra también que esta cuestión es ineludible.

Actualmente, la extrema derecha aparece como el único sector deseoso de atacar concretamente la lógica de las instituciones europeas, Le Pen suaviza este propósito a fin de aparecer como creíble a los ojos de la burguesía. El electorado del FN no se construye únicamente con discursos xenófobos, cuenta también con un discurso “social”. Criticando la mundialización y promoviendo un capitalismo nacional, el FN jalona hacia sí y hacia la xenofobia –categorías obreras y populares, primeras víctimas de las deslocalizaciones y de la competencia internacional favorecida por las instituciones europeas y los tratados de libre comercio. Existe un desacuerdo de clase respecto a la Unión Europea distinguiendo las categorías a las cuales conviene la construcción de la UE (categorías superiores y capitalistas) y los trabajadores-as que corren con las consecuencias nefastas. La responsabilidad y el error de la extrema izquierda han consistido en no posicionarse de manera hostil y constante contra la Unión Europea, combatiendo los tratados internacionales de libre comercio cuando son presentados y rechazarlos firmemente de una vez por todas. Una actitud clara es indispensable para combatir eficazmente la influencia de la extrema derecha en las filas obreras, y polarizar el rechazo a la UE desde un ángulo de clase.

CONSTRUIRE, INTERVENIR, RADICALIZAR

La defensa de un programa, no es suficiente. Nosotros debemos definir una política de partido para intervenir en las luchas, más aún cuando Macron quiere hacer pasar una serie de contrarreformas históricas y que ha logrado avances durante el otoño.

CONVERGENCIA DE LUCHAS, FRENTE UNICO OBRERO, FRENTE SOCIAL

Construir por la base

La lucha es central en el desarrollo de la conciencia de clase y en la adquisición de la experiencia militante, por ello es extremadamente importante que durante estas luchas insistamos en lograr la auto-organización a todos los niveles. En las reuniones, asambleas generales, intercategoriales, interprofesionales etc. Nosotros luchamos por el control del movimiento por parte de los explotados-as y los oprimidos-as.

Simultáneamente nosotros contribuimos activamente a la construcción de organizaciones permanentes de la clase obrera, comenzando por los sindicatos. Nosotros los concebimos como un instrumento básico para lograr las reivindicaciones y las luchas y al mismo tiempo hacemos política en el sentido en que defendemos una línea de clase, nosotros estamos por la ruptura del “dialogo social”, contra la burocracia y por un máximo de democracia interna.

Las luchas son numerosas, pero frecuentemente aisladas y limitadas. Es vital hacerlas converger para ganar. La huelga, que permite una auto-organización y una toma de conciencia de la fuerza de los explotados-as, es estratégica para hacer replegar a los capitalistas. Nosotros debemos por lo tanto desarrollar una agitación alrededor de la necesidad de construir un gran movimiento de conjunto que pase por la huelga general como medio de parar y vencer al gobierno y a la patronal.


Combatir los Estados –mayores de la derrota

Hoy debemos aprender de las lecciones dejadas por los movimientos de 2010, 2016 y del otoño 2017: tenemos que hacer fracasar la política de sabotaje de las burocracias sindicales. Con este propósito, nuestro partido podría jugar un rol importante, pero esto supone otra orientación sobre la cuestión de los sindicatos. Nosotros deberíamos criticar públicamente la pasividad sindical y las opciones desmovilizadoras de las centrales, no con el objetivo de una recuperación política, sino más bien para trazar una perspectiva autónoma de los trabajadores-as, defender una estrategia alternativa creíble para lograr la victoria del movimiento social. Esto solo lo hemos hecho tímidamente este otoño, dejando largamente este rol a Mélenchon, quien lo desempeña para su propio interés como opositor institucional.


Por el frente único

Si bien nosotros rechazamos todo tipo de alianza programática con los reformistas, mantenemos una política de frente único en los combates comunes. En efecto, los reformistas y en especial los sindicatos tienen una influencia de masas, aunque en fuerte disminución a escala histórica, nosotros debemos tener una política hacia ellos con el objetivo de movilizar las masas y criticando en cada etapa los errores, las capitulaciones o las traiciones. Esto implica el no hacer figurar en las declaraciones o materiales unitarios nada más que aquello que ha sido acordado entre los-as participantes, sin cargar con concepciones o elementos de programa que no son los nuestros; recíprocamente, no imponemos a los otros los nuestros, pero guardamos la libertad de expresarlos a través de nuestros propios medios.

Por el Frente Social

La iniciativa del Frente Social permitió el encuentro por fuera de las separaciones políticas y sindicales de militantes y sindicalistas que valoran la independencia de clase, rechazando el diálogo social, defendiendo el objetivo de construir una huelga de masas que bloquee la economía… pero la mayoría que dirigía el NPA mantuvo sus distancias con el Frente Social: es un enorme desperdicio!

El frente social debe ser una herramienta para construir el frente único contra el gobierno. No sustituye al sindicato ni al partido. En cambio puede servir como punto de apoyo para constituir una corriente de lucha de clases intersindical ( y más generalmente inter- organizacional) El frente social debe continuar tomando sus propias iniciativas ( material de explicación y de agitación, acciones, etc.) pero debe también mantener una presión constante hacia las direcciones sindicales para que ellas rompan el dialogo social e impulsen un verdadero plan de movilización. El frente social debe continuar a integrar un máximo de estructuras sindicales y colectivos de luchas diversas (feministas, LGBTI, antirracistas, barrios populares, contra la violencia policial, contra los grandes proyectos inútiles…) En fin, para que los-as militantes se apropien de este instrumento, él debe tener un funcionamiento democrático e incluyente, con asambleas generales decisorias y un colectivo de animación elegido con un mandato claro y revocable

AUTO ORGANIZACIÓN DE TODOS-AS LOS OPRIMIDOS-AS

Para apoyar las reivindicaciones específicas, además de la actividad propia del partido, nosotros defendemos la auto-organización mixta o no mixta de los-as oprimidos-as en su propio terreno para realizar sus combates de auto-emancipación hasta el final.

Las opresiones vividas por una parte del proletariado que deseamos unir son en ellas mismas un obstáculo a la unidad de la clase. A causa de la fuerza de las ideas racistas, sexistas, LGBTI fóbicas, la lucha contra estas opresiones es una condición necesaria y central para hacer emerger una conciencia de clase. Pero las formas dominantes de lucha contra el sexismo, el racismo y la LGBTI fobia se limitan a un plano moral. Ellas sancionan a los individuos con propósitos abiertamente reaccionarios (retorno de las mujeres al hogar, retorno al racismo biológico…) pero se mantienen ciegas sobre sus efectos y orígenes estructurales. Nosotros debemos combatir el reproche dirigido contra las luchas específicas de “dividir la clase obrera”, al contrario se debe favorecer todo aquello que permite a los oprimidos-as levantar la cabeza.

Además, las opresiones se entrecruzan, es decir, interactúan en la reproducción de las opresiones sociales. Los individuos viven una multiplicidad de experiencias a partir de opresiones organizadas a escala de la sociedad. Así, por ejemplo, si se comprende que una mujer negra no vive las mismas formas de sexismo que una mujer blanca, esto justifica una elaboración política, reivindicaciones específicas y marcos autónomos.

La construcción de movimientos feministas, anti-racistas, descoloniales y LGBTI de masas, capaces de imponer verdaderas relaciones de fuerza en la sociedad y en la lucha política general, es un aspecto central. Se plantea el problema de avanzar reivindicaciones políticas claras y fuertes en el marco de la lucha y la auto-organización con el fin de contribuir a la unión de nuestra clase. El gobierno y las estructuras capitalistas tienen una tendencia estructural a instrumentalizar las opresiones a fin de dividirnos. Por ejemplo, las intervenciones feministas ( como recientemente meteoo en las redes sociales) son utilizadas con fines racistas. El NPA debe trabajar hacia la convergencia política con las organizaciones del feminismo y del antirracismo político.

En el contexto actual la islamofobia ocupa un puesto central en la lucha contra el racismo y por un feminismo inclusivo. No debemos dudar en construir espacios de frente común con organizaciones no mixtas, incluidas organizaciones interclasistas. Como en todo frente común, la escogencia de estas organizaciones depende, según las situaciones, de sus posiciones y su realidad militante, y no debe dispensarnos de la polémica con total independencia política contra aquellas posiciones que no compartimos. Así no renunciamos a nuestras ideas, muy al contrario. Porque seremos actores- trices de un combate amplio y unitario, nosotros podremos legítimamente portar nuestras reivindicaciones inmediatas, al mismo tiempo que popularizamos los elementos de nuestro proyecto revolucionario comunista.
 

DEMOCRATIZAR

Sin pretender que nuestro partido pueda ser una” contra-sociedad”, debe ser un lugar de emancipación, vigilante contra la reproducción de las opresiones donde los nuevos-as militantes puedan tener su lugar. Debemos aprender a discutir sin que la discusión degenere en drama. Dadas las violencias de la sociedad actual, el asunto no es simple, pero hace parte de la “formación” que debe ser trasmitida en un partido que lucha por la emancipación… Nuestro partido debe constituirse en un marco de emancipación lo más conforme posible con los principios de la sociedad que queremos.

El NPA debe pensarse como colectivo militante coordinado con el fin de poder pesar sobre la situación; esto necesita que se dote de un ciclo de formación de base para los nuevos-as militantes, afirmando sus convicciones, limitando las desigualdades entre camaradas en la comprensión política, desarrollando las capacidades de intervención tanto en los debates internos como en las actividades exteriores. Hay que limitar al máximo la división entre las tareas “intelectuales” (formación, elaboración etc.) y “manuales”( difusión y pega de documentos y afiches etc.)

Debemos también sobrepasar la poca preparación de nuestras fuerzas militantes para implementar una política voluntarista: para implantarse en los sectores estratégicos, formar los camaradas a las actividades sindicales, relanzar una CILT (Comisión de intervención en los lugares de trabajo) produciendo herramientas de análisis. El debilitamiento de los sindicatos y sus estructuras facilita la proyección de camaradas a asumir responsabilidades para las que no están preparados-as. El relanzamiento de estas comisiones es aún más necesario para la estimulación, el acompañamiento y la mutualización de experiencias de camaradas con mucha voluntad pero con poca práctica.

Dado su rol, los-as portavoces del NPA no deberían comprometerse a firmar tribunas tomando posiciones no discutidas o diferentes de las del partido. Sus intervenciones deben ser discutidas y definidas cada vez en el comité ejecutivo, deben rendir cuentas y ser controlados-as por la dirección a través del CPN.

La vida de los comités, sus debates en asambleas generales regulares (sobre todo con ocasión de los informes del CPN-Consejo Político Nacional), así como el derecho de las tendencias y las fracciones deben ser respetados. Más allá de las divergencias políticas e incluso metodológicas, los comités como las tendencias y fracciones contribuyen hoy a construir el NPA. Ninguna limitación de la democracia, ninguna medida administrativa permitirían resolver los problemas políticos y dirigirse hacia una mayor unidad de acción. Esta unidad de acción solo puede nacer de los debates de fondo, y a nuestro juicio, de la realización de pasos significativos hacia la refundación del NPA – una refundación para la cual esta plataforma esboza algunas grandes líneas.
 

1 No abordamos en esta plataforma la cuestión específica de la intervención en la juventud, ya que forma parte del sector de los juventud del partido en su auto-organización.

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